Cristina y Máximo Kirchner consolidan la centralidad opositora mientras Kicillof enfrenta un desafío clave por su autonomía

En las últimas semanas, la dinámica interna del peronismo bonaerense reveló con claridad la concentración del liderazgo opositor en torno a Cristina y Máximo Kirchner. Sin embargo, Axel Kicillof encara un período clave para afianzar su autonomía política y mantener el capital que ha logrado construir, en especial de cara a la negociación del armado de las listas electorales.

La discusión vigente, en un contexto donde la detención de Cristina Kirchner mantiene la atención pública, gira en torno a quién ejerce el verdadero control dentro del peronismo. La realidad indica que no hay un conductor único que reúna plenamente las cualidades de mando y liderazgo, ni siquiera la ex mandataria.

CFK continúa al frente del sector más amplio del peronismo, aunque su influencia se limita a una parte significativa, pero no mayoritaria, de la fuerza política. Paralelamente, Axel Kicillof lidera el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), con una estructura que incluye a cerca de 50 intendentes, legisladores provinciales y nacionales, además de sectores clave de la CGT y movimientos sociales. Sergio Massa, por su parte, sostiene el poder del Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires.

Lejos de un liderazgo monolítico, el peronismo funciona como un cuerpo colegiado donde múltiples tribus políticas tienen sus conductores y deben consensuar para definir el rumbo. En este marco, el cristinismo ha trabajado intensamente para reafirmar la figura de Cristina Kirchner, que pese a estar bajo arresto, mantiene un protagonismo incuestionable en la agenda política nacional.

Desde su último acto público el 9 de junio, la ex presidenta no ha cedido la centralidad, condicionando incluso la dinámica interna del gobierno nacional y la negociación electoral bonaerense. No obstante, sus órdenes siguen limitadas al núcleo duro del kirchnerismo, sin una expansión real hacia otras facciones.

En contraste, Axel Kicillof ha demostrado una capacidad para manejar las tensiones internas y mantener su perfil autónomo. Tras un complicado paso por el PJ y la relación con CFK, el Gobernador enfrenta ahora la tarea de sostener su base política, controlar su espacio dentro del MDF y lograr influir decisivamente en la conformación de las listas para las próximas elecciones.

Las negociaciones entre los distintos sectores peronistas, con Máximo Kirchner como interlocutor directo de CFK, no lograron consolidar acuerdos firmes, lo que evidencia la complejidad y las tensiones del armado político actual. La próxima semana se reactivarán las conversaciones, en un intento por encontrar consensos que trasciendan la centralidad de Cristina Kirchner y la cuestión judicial.

Para Kicillof, el desafío es claro: sin consolidar su poder actual, no podrá aspirar a objetivos mayores, como una candidatura presidencial en 2027. Debe navegar con habilidad entre alianzas y disputas internas para mantener su liderazgo emergente y lograr acuerdos que aseguren su futuro político.

La Redacción de REPORTERO seguirá atentamente el desarrollo de este proceso, cuyo desenlace definirá el equilibrio de poder en el peronismo bonaerense y nacional.

Desde la sociedad, la percepción es ambivalente: mientras algunos valoran la pluralidad y el equilibrio dentro del peronismo, otros advierten que la falta de un liderazgo consolidado podría afectar la gobernabilidad y la definición de políticas claras para el país.