Vecinos de la Plaza 9 de Julio, hartos por los “shows de motos”: “Así no se puede vivir”

La tensión en torno a la Plaza 9 de Julio volvió a incrementarse luego de una nueva noche marcada por maniobras riesgosas y fuertes ruidos provocados por grupos de motociclistas. Según relataron vecinos a REPORTERO, el escenario se repite cada día y, lejos de mejorar, se vuelve cada vez más preocupante.

“Así no se puede vivir y anoche fue tremendo”, resumieron quienes viven en las cuadras cercanas al espacio verde. Muchos de ellos decidieron registrar la situación con discreción, temiendo eventuales represalias. La secuencia, aseguran, comienza siempre igual: pasadas las 23, la plaza mantiene cierta tranquilidad; pero alrededor de la medianoche, cuando se retiran los agentes de Seguridad Vial, la calle cambia por completo.

De acuerdo con los testimonios, entre 25 y 30 motocicletas se reúnen en los alrededores y dan inicio a maniobras arriesgadas, aceleraciones bruscas y el clásico “willy”, que se repite una y otra vez sobre la misma calzada. “Pasan a gran velocidad y el ruido es insoportable”, describió un vecino que prefirió mantener su identidad en reserva.

Vecinos que llaman, patrulleros que no llegan

La queja más reiterada apunta a la falta de respuesta ante los llamados de emergencia. “Nos comunicamos dos veces con la Policía denunciando lo que pasaba. Nunca aparecieron”, lamentaron. Para quienes residen en la zona, la ausencia de controles durante los momentos más críticos es parte del problema: “Son siempre los mismos. Reducir todo esto sería sencillo si hubiera presencia real”, expresaron.

Una situación que temen que termine mal

Las advertencias son claras. Los vecinos sostienen que el riesgo no es menor: “Algún día va a terminar en una tragedia, porque hay criaturas, personas cruzando la calle, otras motos o automovilistas que circulan con muchísimo cuidado para evitar un choque”. La noche pasada, afirman, “no pasó nada de milagro”.

La inquietud crece porque, con el buen clima, la plaza suele recibir más familias y jóvenes. Sin embargo, muchos optan por no asistir por temor a quedar en medio de maniobras peligrosas o sobresaltos constantes por el estruendo de los caños de escape.

El reclamo por un espacio público cuidado

“La plaza es un espacio público que todos tenemos derecho a usar”, remarcó otra vecina. Su queja es compartida: cada vez que el clima acompaña, el deseo de disfrutar la zona se frustra ante el ruido y la incertidumbre. “¿Tan difícil es identificar a los infractores? A veces las explosiones te asustan. Se sienten desde adentro de nuestras casas”.

Con cansancio acumulado, la pregunta vuelve a repetirse entre quienes viven alrededor: “¿Hasta cuándo?”. Para muchos, la única salida es que las autoridades tomen medidas reales y permanentes. “Queremos disfrutar de nuestra plaza. No pedimos más que eso”, concluyeron.

Redacción del Diario REPORTERO

Opinión pública

La situación evidencia un problema creciente en muchos espacios urbanos: el uso indebido del espacio público y la falta de controles consistentes. La convivencia requiere reglas claras y presencia estatal efectiva; de lo contrario, la tensión vecinal se vuelve permanente y el derecho al esparcimiento se ve vulnerado. En este caso, la demanda social es concreta y sostenida. Ignorarla sería un error estratégico y comunitario.